Desde la atalaya natural que supone su famoso y escultural tajo, la ciudad de Ronda vigila el valle con serena belleza. Tanto es así que no hace mucho que acaba de ser elegida como la ciudad más hermosa de España y, contemplando el Tajo de Ronda, uno puede explicarse por qué esta localidad acabó enamorando a personajes de la talla de Rafael Alberti o Ernest Hemingway.
La ciudad malagueña se sitúa a unos 100 kilómetros de la capital de la Costa del Sol y no existe viajero que llegue y no se asome a ese escarpado paisaje esculpido por miles de años de actividad erosiva del río Guadalevín.
El vértigo se apodera del más pintado al contemplar esa caída de más de cien metros desde una pared vertical y abrupta, que termina en una garganta estrecha que arranca exclamaciones de miedo y admiración a quienes se acercan al acantilado.
Si nos movemos hacia el otro lado, a los pies de ese abismo natural, obtendremos una bella y típica estampa de postal que recorre el mundo. Es Ronda y su famoso Puente Nuevo, una edificación dieciochesca elaborada con los propios sillares extraídos del fondo del monumental Tajo de Ronda.
Una vez contemplada la belleza de la naturaleza, no dejen de pasear las calles del típico destino de Málaga, un laberinto de época musulmana, con importantes aportaciones renacentistas y barrocas… y coman, la gastronomía es exquisita.