Llegan las vísperas de San Juan y, en torno al 23 y 24 de junio, tiene lugar en el Puerto de la Cruz una curiosa tradición que se ha recuperado después de muchísimo tiempo. Se trata del baño de las cabras, un rito de purificación de origen pagano que tiene lugar cada año en estas fechas del mes de junio.
Cuenta la tradición que los guanches, antiguos aborígenes de la isla de Tenerife, al llegar el solsticio de verano, bajaban hasta el mar con objeto de purificar a hombres y animales con las aguas ‘benditas’ de ambiente marino.
Al llegar en la víspera de San Juan, pasaban la noche al sereno, en las playas, alrededor de las fogatas. A la mañana siguiente, el día de San Juan, los guanches tinerfeños dedicados al pastoreo, metían a sus rebaños en el mar, con las primeras luces del alba, para que quedasen purificados. Ellos mismos tomaban los baños a igual fin.
Dicen, sin embargo, los campesinos más recientes, que el baño de las cabras tenía otra finalidad principal. Se trataba de juntar los rebaños de manera que se provocara el celo de los animales y las hembras quedaran preñadas para que pariesen en el tiempo oportuno.
Sea como fuere, esta antigua tradición aborigen ha sido recuperada con gran éxito, por los habitantes del Puerto de la Cruz, que bañan a sus cabras para purificarlas y luego celebran el día en la playa entre fiestas y convivencia. Desde luego la belleza de las imágenes de los fotógrafos que han tomado las instantáneas hablan por sí solas.