En varias ciudades, en especial en las capitales, hay varios puntos que aunque hay que estar muy de suerte para admirar en su interior, tienen en su exterior una belleza que hace que sea recomendada la visita sólo para verlos. Un sitio con estas características es el Palacio Grassalkovich, que es la residencia del presidente de Eslovaquia, y que está en su capital, Bratislava.
Este palacio presidencial y sus jardines están ubicados justo a las afueras del centro histórico de esta ciudad, por lo que puedes ir a verlo cuando estés en un recorrido turístico por esta parte. Sólo tienes que salir de esta parte de Bratislava por la Puerta de Miguel, siguiendo la calle Obchodná hasta la plazoleta Hodžovo, en donde está la edificación.
Además, la plazoleta en donde está el Palacio Grassalkovich es considerada como una de las más importantes del centro de la ciudad, por lo que también puedes llegar en autobús y en trolebús porque varias líneas pasan por allí. Al llegar hasta este sitio, lo primero que te sorprenderá es la belleza de su estilo que mezcla el rococó con el barroco tardío, teniendo además un jardín de estilo francés.
El palacio fue construido en el año de 1760 y tiene una buena cantidad de habitaciones hermosas y una escalera principal que es reconocida por los locales porque siempre en ella se hacen las bienvenidas a líderes extranjeros. Allí también se conservan pinturas al fresco de Joseph von Pichler y ha tenido también una importancia artística, ya que Joseph Haydn estrenó algunas de sus obras allí.
Te recomiendo ver la fuente en forma del planeta tierra que está al frente del palacio, que es el símbolo de la libertad, y la guardia de honor que lo vigila, que te podrá recordar a los de la guardia real de Inglaterra. Y claro que no te puedes ir sin pasar unos momentos relajantes en los jardines, en donde hay varios árboles plantados por presidente de otros países, y en donde se hacen varios eventos durante todo el año.
Fotografías de Sonia Belviso, Marek Bakajsa, Luciano Belviso, Sitomon, El coleccionista de instantes, Guillaume Speurt.