El Monasterio de Santa Catalina está en la Península de Sinaí, en toda la entrada de una gruta que está en las laderas del Monte Sinaí, en la ciudad de Santa Catalina, en Egipto. Este lugar ortodoxo es uno de los más antiguos de creencias cristianas en todo el mundo y es famoso porque allí está la zarza ardiente que Moisés vio según las escrituras, en donde se dice que mantuvo una conversación con Dios.

En este lugar es donde se dice que Moisés habló con Dios en varias ocasiones, por lo que es considerado como un lugar sagrado en tres de las religiones más importantes del mundo: la Cristiandad, el Judaísmo y el Islam. El monasterio está rodeado por unas anchas murallas que tienen casi tres metros de ancho y once de alto, y en varios lugares tiene símbolos cristianos tallados; teniendo su entrada en una puerta pequeña que está a la izquierda de la principal y más grande.

La parte más sagrada del Monasterio de Santa Catalina es la parte donde está la zarza, que se dice es sacado de aquella en donde Dios habló con Moisés. En esta parte está una capilla que tiene su altar encima de las raíces del árbol, que aunque no es tan antigua, fue construida incorporando un templo que fue hecho en este mismo sitio en el siglo cuarto.

La iglesia principal del monasterio es la Basílica de la Transfiguración que en su parte de adentro tiene una ancha nave principal que tiene en sus alrededores varias columnas de granito que están decoradas con símbolos cristianos. Tanto el techo, como el suelo de mármol y las pinturas elaboradas en diferentes lugares, datan del siglo dieciocho, mientras que otros íconos, mosaicos y piezas de arte, tienen varios siglos de antigüedad.

Una buena cantidad de los turistas que van a este monasterio también aprovechan para hacer senderismo, o montar en camello, hasta la parte más alta del Monte Sinaí que está a 2.285 metros de altura sobre el nivel del mar. Se dice que en este lugar fue donde Moisés recibió las tablas de los Diez Mandamientos, y el sendero principal es conocido como el “Camino de Moisés”.

Fotografías de Berthold Werner, Jonah Bettio, Florian Prischl.