Viajar a Belém es acercarse a una de las zonas más sincréticas y hermosas de todo Brasil. Su mercado, el famoso Mercado de Ver-o-peso, candidato a formar parte de la lista de las 7 Maravillas de Brasil, se convierte en una especie de microcosmos desde el que podemos aproximarnos a esta ciudad del estado de Pará, sobre la que tendremos muchas cosas que aprender.
El edificio, por sí solo, es una auténtica maravilla del art decó. Efectivamente, aún cuando su edificación se produjo a finales del siglo XIX, la influencia europea seguía formando parte de la idiosincrasia de Belém y allí quedó su mercado, inaugurado en 1901, con toda una ingeniería arquitectónica de hierro como los mejores edificios de la Belle Époque.
Sin embargo, mucho antes de esa fecha, allá por el siglo XVII, los portugueses instalaron en el mismo sitio un lugar para comprobar y certificar el peso de las mercancías, dado su proximidad al puerto. Ahí está precisamente el origen de su nombre Ver-o-peso (ver el peso, comprobar el peso).
El Mercado de Belém está considerado como uno de los más grandes al aire libre de toda América Latina y a eso hemos de añadir las instalaciones que se ubican a buen recaudo bajo los tejados del edificio. Pescado fresco, verduras, carnes, frutas tropicales, artesanía, telas, especias y hasta mejunjes para la santería. Vale la pena el paseo.
