Efectivamente, para la mayoría de los europeos, por no meter al resto del mundo, esta república a caballo entre Europa y Asia y que un día fuera parte de la extinta Unión Soviética, es una perfecta desconocida. Apenas si nos acordamos de ella cuando la vemos de vez en vez, de año en año, en los concursos de Eurovisión.
Sin embargo, hablamos del país más grande de la zona caucásica, con un patrimonio histórico y una herencia cultural infinita. De hecho, la República de Azerbaijan fue la primera de carácter islámico en edificar teatros, óperas y permitir la escenificación de obras teatrales. No es de extrañar, ya que también es la primera república islámica secular y democrática del mundo, con un notable apoyo a la tolerancia religiosa.
La presencia humana está comprobada desde finales de la Edad de Piedra y por sus tierras han pasado todo tipo de pueblos: escitas y medos, antes de caer bajo el imperio de Alejandro Magno; sasánidos, cristianos, bizantinos… Hasta los tiempos modernos, en que se declaró independiente de la Unión Soviética en 1990.
En la actualidad, Azerbaijan comienza a fomentar sus infraestructuras para convertirse en un destino turístico dinamizador del motor económico del país. De hecho ya cuenta con un cupo de turismo religioso, de spa y salud. Desde luego atractivos no le faltan para conseguir atrapar a un turista acostumbrado a países y culturas muy estandarizadas.
