La Ópera de Sidney, los lujosos restaurantes de Melbourne, la animada vida nocturna de Perth, los famosos festivales de Camberra, los bares tropicales de Darwin, la bulliciosa actividad cultural de Adelaida… ¡por supuesto que todo esto es Australia! No obstante, para un auténtico australiano, nadie conocerá el país sin dejarse arrastrar por la fuerza tentadora del Outback.
Ellos mismos afirma que nadie en su sano juicio querría adentrarse y vivir en esos remotos y solitarios parajes inhóspitos y desolados del interior de la extensa estepa australiana. Sin embargo, la belleza del Outback es incuestionable y sólo cuando hemos asumido la decisión de aventurarnos hacia este remoto mundo interior, podremos presumir de auténticos aventureros que han conocido Australia.
Nos encontramos con la esencia misma de un país afianzado sobre una tierra difícil y que no se deja doblegar. Tanto es así que el 90% de los habitantes del país ha elegido asentarse en las ciudades costeras. El interior se ha quedado para las desperdigadas granjas que se dedican a la ganadería y para las actividades mineras.
Sin embargo es aquí, en el Outback o ‘never-never’, donde los aborígenes prefieren vivir, cerca de sus raíces y de sus lugares sagrados. En un espacio semiárido y duro que, no obstante, es el corazón mismo de Australia. Si eres amante de los safaris fotográficos, el recorrido te dejará sin aliento.