Ya ha llegado el Desentierro del Diablo, el momento que da el pistoletazo de salida a nueve jornadas intensas de celebración y tradición en el Carnaval de Tilcara. Quinientos años de historia que se combinan con las tendencias más modernas, en un fantástico estilo de fusión que incomoda a los más puristas, pero que mantiene el carnaval como un ente vivo.
Las costumbres andinas, europeas y americana se dan la mano en el Carnaval de Tilcara. A pesar de las innovaciones, muchos participantes siguen bajando de las montañas para participar en esta ceremonia ancestral en la que se ‘desentierra’ al diablo, que da permiso para nueve días de parranda y desenfreno festivalero.
La costumbre aconseja que los participantes se rebocen en harina, para que así el demonio no pueda reconocerlos y puedan pasar desapercibidos para él durante el resto del año, manteniendo así alejadas la desgracia y la fatalidad.
Los Tekis endiablados comienzan a tocar sus carnavalitos y ahí tienen campo abonado las comparsas para iniciar el carnaval de Tilcara. La acogida popular es inmensa y sólo sirva como ejemplo que la ciudad de Tilcara, en la provincia argentina de Jujuy, en el centro mismo de la Quebrada de Humahuaca, apenas si tiene 8.000 habitantes y durante esta fiesta llega a congregar a más de 30.000 personas en una sola jornada.