Las ciudades que están en los oasis tienen una buena cantidad de encantos como la forma en la que la vida trascurre en ellos y los paisajes del desierto que se ven en ellas. Si se quiere ir a una de esta poblaciones, recomiendo ir a Adrar, en la provincia del mismo nombre, en el centro de Argelia, país que está en el norte de África y que es uno de los favoritos para los quieren experimentar el desierto.
A esta ciudad se puede llegar a través del aeropuerto Touat Cheikh Sidi Mohamed Belkebir, que por obvias razones es llamado simplemente el de Adrar, que está a diez kilómetros del centro de ella y a donde llegan vuelos de Air Algérie desde Argel, Guargla, Orán y Bordj Badji Mokhtar, así como de Tassili Airlines desde In Amenas, e Iberworld desde Madrid, España. También hasta allí hay excelentes conexiones de autobús desde casi todas las ciudades principales.
La ciudad de Adrar se encuentra a una altura de 258 metros sobre el nivel del mar, en un gran oasis que se extiende hacia su parte suroccidental, que hace parte de la región de Tuat, que tiene una serie de estas partes del desierto que van desde Bouda en el norte hasta Reggane en el sur. El clima que se puede vivir allí es el típico desértico que va entre los 26 grados en los meses invernales hasta los 45 del extremo verano.
Tal vez lo que más llama la atención de los visitantes cuando llegan a esta población es la forma extraña en la que está construida, porque las edificaciones y viviendas están rodeando una gran plazoleta, que es utilizada rara vez durante el año, y que es muy extraña en el clima del Sahara, porque no brinda posibilidades para esconderse del sol durante el día.
Sin embargo, también se pueden ver vestigios de las diferentes culturas que han pasado por allí y que han formado la suya propia, y de la que los locales se sienten orgullosos. Vale la pena ver los rastros del antiguo sistema de canales de agua, así como el nuevo, para ver el agua pasar por el desierto, y quedarse en la noche en uno de sus dos hoteles disfrutando de la noche rodeado de la nada.
Fotografías de toufik Lerari.