El que un día fuera llamado ‘Muro de la Vergüenza’ es hoy uno de los lugares más turísticos de Alemania. Durante casi treinta años mantuvo separada a Alemania, como uno más de los desastres de una época dominada por la Guerra Fría.
Lo cierto es que además de por las facciones alemanas, el país se repartía en sectores norteamericanos, británicos, chinos, franceses… En 1989, la caída del Muro de Berlín, era la culminación de la Perestroika, una política de reformas llevada cabo por el soviético Mijaíl Gorvachov y acababa con la antigua URSS, sus países denominados satélites y, según dicen, el comunismo.
La verdad es que no son pocos los que añoran otros tiempos políticos, no precisamente por el Muro de Berlín, sino como nostalgia por la desesperanza que trajo consigo un sistema en el que el capital y el imperialismo se anteponen al ser humano y al bienestar de la mayoría.
Al margen de visiones políticas, lo cierto es que algunas zonas del muro, decoradas con varios de los grafitis más conocidos del mundo, siguen en pie y forman parte de uno de los caminos para recorrer en bici más importantes de Europa. La historia de la ciudad, el paisaje urbano, los trozos de muro y una de las zonas verdes más espectaculares de Berlín, hacen del Berliner Mauer un fantástico camino para recorrer sobre dos ruedas.