En comparación con otros mercados de Navidad, el de Nüremberg desde luego es más bien pequeño y recogido. Tampoco es el mercadillo navideño más antiguo, ni mucho menos. De hecho, sus orígenes se remontan al siglo XVII y comenzó a funcionar, precisamente, en 1628, como una manera de cubrir la demanda de una nueva moda que se había impuesto en esta zona de la vieja Europa, hacer regalitos a los más pequeños de la casa durante el día de Navidad.
Hasta que esa moda llegó, los niños de Alemania recibían sus presentes durante la cena de Fin de Año, pero está claro que los modismos de fuera se convertían en tendencia ya en la década de los 20 del siglo XVII. Con estos antecedentes surge el que hoy es conocido como el mercado navideño más hermoso de Alemania y que recibe, nada más y nada menos, que casi seis millones de visitas durante los días en que sus puestecillos están abiertos al público.
La “ciudad de tela y madera” como es conocido popularmente, se instala cada año en las inmediaciones de la Plaza del Mercado de la localidad de Alemania y es inaugurado por el mismísimo Ángel de la Navidad de la ciudad, que cada año es elegido previamente, entre los ciudadanos, para que cumpla con la tradición.
Además de asistir a la inauguración y de callejear entre los puestos para comprar regalos, adornos, tomar un vino especiado bien caliente y algunos dulces, no deben perderse la Procesión de los farolillos, protagonizada por millar y medio de niños de Nüremberg.