Muchos templos religiosos antiguos tienen una gran belleza arquitectónica y unos detalles que son muy interesantes, incluso para los viajeros que no van a ellos por motivos religiosos. Uno de estos sitios, que es uno de los más impresionantes por sus decoraciones interiores, es la Capilla Palatina de Palermo, que logra realmente emocionar a sus visitantes.
Este sitio es la capilla real de los reyes normanos de Sicilia, y está en la segunda planta en el centro del Palacio Real, de esta ciudad del norte de Italia. La capilla fue mandada a hacer por Roger II de Sicilia a principios del siglo decimosegundo, en el año de 1132, sobre una más antigua, y en ocho años estuvo construida, aunque la decoración de pinturas, murales y mosaicos de su interior tardó un poco más.
La Capilla Palatina de Palermo tiene tres ábsides que son típicos de la arquitectura bizantina y seis arcos que terminan en punta que están sobre unas columnas de estilo clásico. La característica principal de este sitio es que está todo cubierto de mosaicos del siglo decimosegundo que se destacan por tener muchos colores dorados, y que hace que sea toda una obra de arte.
En los mosaicos se puede ver una gran variedad de escenas bíblicas y de los santos, algunas de ellas con una interpretación diferente a la usual, como la parte en donde están Adán y Eva comiéndose el fruto prohibido y buscando ingerir más de este. Una de las figuras centrales de las pinturas, ya que está en uno de los ábsides y la cúpula central, es Cristo.
Hasta la actualidad, los mosaicos se conservan en perfecto estado, con sus tonalidades vivas y lo reales que se ven los personajes en ellos, algo que es común para este tipo de arte por sus colores dorados y plateados. Allí también recomiendo ver el techo de madera árabe del siglo décimo que también está pintado con escenas de la vida árabe y normanda, así como el trono real que está cubierto por mosaicos y que está cerca de la entrada a la nave.
Fotografías de Allie_Caulfield.