No ha salido de la nada. Tampoco se trata de un lugar de moda pasajera. No es la locura de un grupo de pirados pegando saltos. Es mucho más que jet-set travestida de hippismo. Ibiza es historia mediterránea y uno de los paraísos de Europa, en los que la tranquilidad, la tolerancia y el buen clima, torean con las fiestas, los dj’s y las grandes discotecas.

Odiada y amada a partes iguales, Ibiza no deja a nadie indiferente. No obstante, algo muy especial debe tener este pedacito de las Islas Baleares, que parece estar permanentemente de moda y, sin embargo, no es un fenómeno mediático o un producto de marketing del siglo XXI. La pequeña isla del Mediterráneo tiene la huella del hombre de la Edad de Bronce. Fenicios, púnicos, cartagineses, romanos pasaron por la pequeña pitiusa, que también fue morada para vándalos y bizantinos y reino de bereberes.

Hoy, su mágico pasado queda un poco velado por las noches dance, techno o house (según las épocas) de Amnesia o Pachá, pero el imperio de los sentidos ya lo descubrieron aquí los seguidores del movimiento hippie que, durante los años 60 y 70, convirtieron Ibiza en un lugar de culto.

Con un ecosistema rotundo y una biodiversidad rica y reconocida por la UNESCO, que la nombró parte de su Patrimonio de la Humanidad, la belleza de su entorno natural y la mágica atracción de sus playas salvajes, convierten a la isla balear en un enclave único, natural, lleno de contrastes e imprescindible para disfrutar, en la misma medida, de una loca aventura o de una experiencia espiritual.

Fotografías de victoriapeckham, Philip Larson, Forbfruit, Kelly.Ibiza, Jaume Meneses.
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