Cazuela de morcilla de Burgos

Burgos posee un plato típico casi tan famoso como su Catedral: La Morcilla de Burgos. Sus orígenes parecen remontarse al siglo XVIII, época en que el arroz producido en Valencia empezó a llegar a Castilla y nace de la necesidad de aprovechar el máximo posible de lo producido tras la matanza del cerdo, de manera que el hogar pudiera disponer de carne sin necesidad de caza.

La sangre de la matanza se mezcla con cebolla, manteca, sal, pimienta y arroz; además de otros ingredientes, dependiendo de las variantes de cada localidad. Con la pasta obtenida se rellenan las tripas limpias y se cuecen durante una hora. El caldo de la cocción –el mondongo– se consume como sopa durante la fiesta que acompaña al día de matanza.

Morcillas y Chorizos

La morcilla de Burgos puede comerse cocida, frita o asada. Generalmente se sirve en rodajas, como tapas, o en bocadillos. Pero también se acompaña de otros alimentos, como el pimiento rojo; o bien sirve de ingrediente para otros platos típicos, como las lentejas, las judías, la tortilla, el revuelto, las tostas…

Desde luego, el consejo de quien escribe es que una vez que visitemos la Catedral de Santa María y el precioso casco histórico de la ciudad, descansemos los pies de caminante en cualquiera de los magníficos locales que nos servirán la mejor de las morcillas.

Fotografías de Tamorlan y Adriao.
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