Porcelana de Meissen

Está considerada como la porcelana más antigua de Europa, porque hasta los albores del siglo XVIII la única que se conocía era la que llegaba desde los países asiáticos, en especial la porcelana china, cuyos secretos de fabricación eran celosamente guardado por los artífices de esta carísima artesanía.

En 1707 dos ceramistas alemanes, Böttger y Von Tschirnahaus Tieron, hallaron una fórmula para elaborar su propia porcelana. Así, la primera fábrica se instaló en Meissen y muy pronto, apenas poco más de cinco años después comenzaron las exportaciones a todos los rincones del viejo continente.

Panorámica de Meissen

Claro está que las primeras piezas de origen sajón estuvieron muy dominadas por el diseño asiático y si bien los objetos se adpataban a las formas europeas, su decoración y dibujos eran casi copiados de los ornatos japoneses y chinos. No fue hasta los años 40 del siglo XVIII que comenzaron a inspirarse en el propio arte de Europa para adornar las piezas de Meissen.

En la actualidad el proceso de fabricación permanece prácticamente inalterado. Una composición de feldespato, caolín y cuarzo es la base para elaborar las piezas que, tras su secado, son cocidas hasta dos veces si se van a vidriar. Estas últimas y las pintadas a mano pueden llegar a alcanzar precios millonarios.

Como curiosidad cabe destacar que cada fabricante marcaba sus obras con unos símbolos propios que llegaron a convertirse en la firma del artista. Al principio estos símbolos imitaban la escritura de los países orientales, más tarde fueron sustituidos por letras, hasta que en 1724 se comenzaron a emplear unas marcas azules con forma de espadas que al final se convirtieron en el sello común casi de denominación de origen.

Fotografías de Ingersoll, Manfred Heyde, Meis Beeder, Roman Lashkin.
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