Miles y miles de turistas se desplazan cada año a la preciosa y un poco artificial Stratford Upon Avon, un mítico lugar que tiene el honor de ser la cuna de uno de los grandes iconos de las letras universales, William Shakespeare.
Aquí, en este pueblecito relajado a dos horas en automóvil de Londres y a poco menos de 40 minutos de Birmingham, se encuentra la casa natal del genial dramaturgo del siglo XVI. Todo resulta muy bucólico y un tanto extraño, porque allí está la casita, con su techo de paja, las hermosas vigas de madera y un buen montón de artículos repartidos por las estancias.
La cuna de Shakespeare, la cama de los papás de Shakespeare, la mesa de la familia de Shakespeare, el arcón donde se guardaba la ropita de Shakespeare, los patucos de Shakespeare… todo cuanto pudo tener Shakespeare… solo que nada es realmente de Shakespeare.
Cuando preguntas a alguno de los profesionales que te transportan tiempo atrás en una de esas visitas guiadas, ellos mismos te dicen que, aunque todos los objetos son realmente de la época de Shakespeare, ninguno (ni siquiera la casa) tiene nada que ver con el poeta.
Suponemos que no importa mucho, porque la experiencia para los amantes del escritor británico está más que garantizada, con las visitas a las casas de sus más famosos allegados, una vuelta por la Royal Shakespeare Company y un buen montón de atracciones relacionadas con un autor que lleva a Stratford Upon Avon casi a tres millones de turistas al año.