Es una ruta única. De hecho cuentan que aficionados a los paisajes de todo el mundo, llegan a Cerdeña para recorrer algunas de las vías para senderistas de esa famosa Silla del Diablo, una ruta que, además de la vista, agudiza el sentido del olfato hasta convertir la experiencia en una suerte aromática.
Todo tiene su explicación, aunque es más fácil disfrutar del olor de la ruta de la Silla del Diablo durante esos días húmedos y lluviosos, cuando la frondosa vegetación oleosa de la región, acostumbrada a resistir la enorme salinidad del entorno, libera su aroma y envuelve al caminante en un sinfín de ráfagas perfumadas.
Este festival de olores y esencias se puede degustar sin demasiado esfuerzo, porque la Silla del Diablo no es una ruta que entrañe dificultad y, saliendo de la Playa de Calamosa, en Cagliari, iremos subiendo.
Al llegar a cierta altura, se consigue una perspectiva panorámica bastante interesante, con un fondo espectacular, gracias a la instantánea que se divisa con el puerto, el Golfo de los Ángeles o las salinas. Este instante es ideal para los amantes de la fotografía de Naturaleza y 360º.
Por cierto, es aconsejable dejar esta escapada senderista para días nublados, esos en los que la playa no parece la mejor opción. De otro modo, si nos aventuramos en momentos muy calurosos, podríamos pasarlo mal, porque no existen muchas ocasiones de cobijarse a la sombra.