Las murallas servianas son una barrera de defensa que fue construida en los alrededores de la ciudad de Roma a principios del siglo cuarto a.C. Se dice que toda está muralla tenía más de diez metros de alto en algunas de sus secciones y alcanzaba casi los cuatro metros de ancho en sus bases, siendo de once kilómetros de largo en su totalidad y con unas 16 puertas de acceso, que era por donde a determinadas horas se dejaba entrar y salir a la gente.
Claro que todo esto se conoce en la actualidad simplemente por escrituras, porque muy poco de lo que solía ser esa muralla se conserva en la actualidad, pero lo que queda vale la pena visitarlo. Toda ella empezó a desaparecer con el crecimiento de la capital italiana, así como por su protección que se vio fortalecida por los refuerzos y la expansión militar que se vivió poco a poco en la ciudad.
Varias secciones de esta muralla aún son visibles en varios lugares de los alrededores de Roma. La más grande y mejor preservadas los turistas la pueden ver justo afuera de la estación Termini, que es la principal estación de trenes en Roma. Otra sección que se puede visitar en un tour por esta capital, es la que está en la reconocida colina de Aventine, en donde también está un arco defensivo.
Algunas de las puertas de acceso a esta muralla también se pueden ver todavía en pie y con una buena conservación como lo es la Porta Esquilina que data del siglo cuarto a.C. y que permitía el paso entre Roma y la Colina Esquilina, en el oriente de la ciudad. También la Porta Caelimontana que en la actualidad se preserva como un arco y la Raudusculana, que queda cerca a la moderna viale Aventino.
Fotografías de Lalupa,Panairjdde.