Lugares donde habría que tener un coraje de campeonato para quitarse las orejeras en el ascensor, celebran la llegada del nuevo año con un baño muy especial, el Polar Bear Swim, en aguas gélidas que quitan el hipo. Lugares como Barcelona, Vancouver, Edimburgo o las frías aguas de Coney Island en Nueva York, reciben a los osados bañistas.
Suelen pertenecer a lo que se ha dado en llamar el Club de los Osos Polares y reciben el Año Nuevo cambiando las campanadas por un chapuzón en las aguas más frías que puedas imaginar, desde las mediterráneas del enero catalán, hasta las polares aguas canadienses o las terriblemente frías olas del Atlántico de Coney Island.
Vestidos o desvestidos para la ocasión, cientos, miles de personas, dependiendo del lugar, se dan cita a orillas de mares, océanos y lagos para celebrar el Polar Bear Swim de Año Nuevo. Se disfrazan y se lanzan al agua o reciben el primer chapuzón desnudos.
En cualquier caso, lo cierto es que la temperatura de esas aguas quitarían las ganas de bañarse al más pintado. Sin embargo, los miembros de este club no se achican ante las inclemencias del tiempo y con el baño del oso polar viven una fiesta tradicional y original que se va extendiendo por distintos puntos del planeta.