Acabamos de levantarnos con el sabor de la cena más familiar y ahora nos toca pensar en la que tradicionalmente sea tal vez la noche más fiestera del año y es que son pocos los países en los que no se celebra a lo grande el final del año viejo y la llegada del nuevo dígito a nuestro calendario.
Cada país tiene su propia forma de celebrar la Nochevieja, pero todas las formas parecen tener sus raíces bien enterradas en la tradición europea, con predominio de España en el proceso difusor de esta costumbre, que trasladó la celebración a los países de América.
No obstante, en España la tradición parece hurdirse en las fiestas saturnales de los romanos y en algunas celebraciones celtas, muy arraigadas en el País Vasco y en Navarra.
Sea como fuere, el fin era el mismo en todas las celebraciones y los actos más o menos supersticiosos que las acompañan tenían como fin purificarse y desterrar todo lo malo del año que termina y recibir “limpio” al nuevo año, con la intención de atraer la buena suerte sobre los próximos 365 días.
Casi todos nos ponemos de acuerdo en lo del jolgorio, el baile, la fiesta, los fuegos de artificio y el brindar con cava o champán. No obstante, cada país parece tener sus propios ritos de la suerte: uvas, lentejas, quema de monigotes… y muchos besos, abrazos, ropa nueva y campanadas.
Se abre la semana para que podamos ir dando un paseo por la geografía mundial y conocer las peculiaridades más significativas de esa noche.