La rubia más explosiva de la historia del celuloide continúa levantando pasiones allá por donde pasa. Ello no quiere decir ni que la pobre Marilyn Monroe tenga algo que ver con las noticias que se inspiran en su nombre, ni que ella misma hubiese estado de acuerdo con el trato que se da a su imagen; aunque eso, desgraciadamente, nunca lo sabremos.
Lo cierto es que este verano ha sido apoteósico para la ciudad de Chicago, debido a la instalación de un nuevo “monumento” que ha cosechado amores y odios casi en la misma proporción, gracias a la obra del escultor norteamericano Seward Johnson.
La escultura de 8 metros de altura y 17 toneladas de peso, refleja a la actriz en la pose que la convirtió en una celebridad. La estampa no es otra que la del fotograma de “La tentación vive arriba”, la película dirigida por Billy Wilder en 1955, que nos enseña a una Marilyn provocativa y seductora, intentando sujetar las ondulaciones de su vaporoso vestido blanco, mientras el aire que sale por las rejillas del metro neoyorkino refresca las piernas del mito del cine.
Las opiniones no tardaron en llegar y los críticos de arte de los principales periódicos de la ciudad de Chicago mostraron su enfado, al considerar la megaescultura como una horterada machista. Para la mayoría de ellos, la estampa nada tiene que ver con la ciudad a orillas del lago Michigan, puesto que la famosa película de Wilder está ambientada en New York. Además, el pensamiento generalizado es que la estatua posee el mismo pararelismo artístico que el que existe entre las pirámides de Gizeh y la del casino Luxor de Las Vegas.
Sea como fuere, los turistas han acabado por incluir la estatua entre los iconos “imprescindibles” a visitar en Chicago y cientos de ellos se han fotografiado durante sus vacaciones, abrazados a la pierna de la Monroe, chupando uno de sus tobillos o tomando una panorámica de sus gigantescas bragas.