Zugarramurdi es un precioso pueblo navarro, con una maravillosa arquitectura medieval muy del tipo vasco-francés, claro que ese detalle no puede extrañarnos debido a su ubicación. El pueblo en cuestión se encuentra a poquísimos kilómetros de la frontera con Francia.
Hoy es un lugar apacible y tranquilo, donde es fácil perderse por sus calles o disfrutar de la naturaleza que rodea a toda esta zona del norte de España. Pero entre las peculiaridades que podemos encontrar en Zugarramurdi nos encontramos con el Museo de las Brujas, un lugar que pudiera parecer extravagante, si no fuese porque su existencia se debe a los trágicos sucesos acaecidos en la localidad durante el siglo XVI.
Dicen que la palabra ‘akelarre‘ (aquelarre) se debe al prado que está al lado de una de las Cuevas de Zugarramurdi, donde supuestamente las brujas del pueblo celebraban sus encuentros orgiásticos con el diablo. ‘Akelarre‘ significa ‘Prado del Cabrón’, en alusión al paseo de un enorme macho cabrío en las noches de luna llena en que las brujas se reunían en las cuevas.
Cuenta la leyenda que el ‘cabrón’ se transformaba en figura humana para unirse a las brujas y ese hecho supersticioso sirvió, en una sociedad pacata, delatora y envidiosa, para mandar a la hoguera a 12 mujeres del pueblo, acusadas de brujería por la Inquisición de 1610.
En la actualidad, Zugarramurdi sigue conservando el sobrenombre de La Catedral del Diablo y sus acogedoras gentes muestran la historia de sus vecinas a través de la visitas guiadas a las cuevas y al Museo de las Brujas.