Una de las celebraciones más espectaculares y singulares de toda Europa, en torno a la celebración del Fin de Año, se lleva a cabo en la capital de Escocia. El Hogmanay de Edimburgo hace salir a la calle a toda la población y congrega a un elevado número de turistas y curiosos, ávidos de alegría y diversión, que acuden en tropel a disfrutar de Año Viejo muy divertido.
La celebración es para los escoceses como su día nacional, el gran evento del año, la jornada más especial de todo el calendario y para la que se preparan durante el resto del año.
El Hogmanay se celebra en numerosas ciudades de Escocia pero, sin lugar a equivocarnos, podemos afirmar que la fiesta más espectacular es la que se lleva a cabo en las calles de Edimburgo, donde se dan cita varios cientos de miles de personas dispuestas a dar rienda suelta a la alegría y la desinhibición.
La ocasión resulta explosiva, con numerosos espectáculos callejeros, cuya programación comienza con la tradicional Procesión de las Antorchas, en la que miles de personas hacen el recorrido con una tea encendida, a través de la milla real y hasta llegar a Carlton Hill, donde dará comienzo el Festival de Fuego, inspirado en las tradiciones vikingas.
Bandas de gaiteros, compañías de teatro, desfiles y pasacalles, fuegos artificiales, bailes regionales y hasta carreras de huskeys… un largo viaje festivo que dura casi tres días, en los que no falta el delirio del alcohol y que acaba cuando los asistentes entonan la composición más famoso del mayor poeta romántico de Escocia, Robert Burn. Con el “Auld Lang Syne”, los escoceses se cogen por los brazos y cruzan la frontera de la media noche que divide al Año Viejo del Nuevo Año.