La ciudad de Santiago, capital de Chile, se extiende en un valle, donde el relieve que más resalta es el de sus dos cerros en plena ciudad, se trata de sus cerros: San Lucia y San Cristóbal. Ambos, un paréntesis de naturaleza y tranquilidad en medio de una capital dinámica.

Fuente de Neptuno, cerro Santa Lucia

El cerro San Lucia funciono como mirador en tiempos de la conquista, donde se construyó como defensa el castillo Hidalgo y que hoy funciona como museo. Actualmente el cerro San Lucia cuenta con un amplio parque de jardines verdes, fuentes, plazas y monumentos independentistas; la combinación de naturaleza, arquitectura y el contraste con la modernidad que lo rodean, lo hacen una visita obligada en Santiago, que además dará para varias fotos panorámicas de la ciudad una vez llegado a su cumbre a 69 m de altura. A él se puede llegar fácilmente a través del metro de Santiago, pues a sus pies esta la terminal con el mismo nombre del cerro.

Teleférico, cerro San Cristóbal

Más grande tanto en altura como extensión, el cerro San Cristóbal es otro de los pulmones de la capital chilena, parte de su encanto es que se puede llegar a su cumbre de varias formas: caminando, en bicicleta, en auto, en funicular o en teleférico; recomendable subir por una vía y bajar por otra y así aprovechar la experiencia. En el San Cristóbal, se puede visitar el jardín Zoológico nacional, la Capilla del Santuario en la cumbre, la piscina Tupahue y la Casa de la Cultura Anahuac. Un conjunto que forma el Parque Metropolitano de Santiago, con un total de 772 hectáreas que lo convierten en uno de los parque urbanos más extensos del mundo.

Al bajar del cerro San Cristóbal por el funicular, muy cerca se encuentra la casa de Pablo Neruda “la chascona” otro emblema de Santiago que perfectamente complementa una visita.

Fotografías por Francisco Vicente, Kaworu Koneru, Gustavo Minas y matt.hintsa bajo licencia Creative Commons.