Nos ponemos en ruta y vamos hacia el pueblo más joven de Argentina, creado apresuradamente en 1985 para poder reclamar derechos de ubicación y adelantarse a Chile. Apenas unos centenares de habitantes resisten el invierno más próximo a la zona de glaciares, pero el verano trae al pueblo a miles de fanáticos de la alta montaña. Es El Chaltén, las puertas de entrada a una de las zonas más apasionantes para el trekking, la escalada, el montañismo y el disfrute de los paisajes naturales más emocionantes del planeta.
En un pueblecito tan diminuto, alegrado por el colorido de sus casitas, se han especializado en la creación de infraestructura y todo tipo de servicios para el viajero, sobre todo para los escaladores, a quienes miman con verdadera devoción. Precisamente en esta localidad se encuentra la Capilla de los Escladores, una pequeña y sencilla edificación en memoria de tantos montañeros que perdieron la vida en el ascenso.
Allí está el Cerro Fitz Roy, llamado también Pico de Fuego o Montaña de Humo, en referencia a la nubosidad que corona casi constantemente su cumbre. De hecho, los antiguos patagones tehuelches llegaron a creer que se trataba de un volcán, pero fue Perito Moreno quien acabó bautizándo el pico con el nombre del capitán del Beagle, la nave que transportó a Darwin hasta cerca de la cordillera.
Las posibilidades para el viajero son infinitas: Excursionismo, glaciares, lagunas, trekking en hielo, paseos a caballo, montañismo, cruceros por el lago, trineos con huskies siberianos… No se debe perder el sentido de la responsabilidad y debemos adecuar las rutas a nuestra forma física, ya que algunas de estas actividades sólo son aptas para deportistas curtidos.