Esta delegación del Distrito Federal de México mantiene la tradición de escenificar una de las semanas de pasión más singulares del mundo y una de las más importantes de América Latina. Iztapalapa recibe durante la celebración de Semana Santa más de tres millones de turistas, que acuden en multitud para ver los actos representados por actores de la localidad.
Cada punto inicial de la Semana Santa de los iztapalapenses tiene su origen en un acto fervoroso de agradecimiento por los terribles padecimientos debidos a grandes enfermedades que esquilmaron seriamente el índice de población.
En 1833 una terrible y virulenta epidemia de cólera azotó a la población. No hubo familia de Iztapalapa que no perdiera a más de un miembro con aquella horrible enfermedad, que se llevó a tanta gente. Al finalizar la epidemia, ya en 1842, los iztapalapenses prometieron escenificar cada año el Viacrucis de la Pasión de Cristo como agradecimientos por quienes pudieron conservar la vida.
Año a año el Viacrucis de Iztapalapa se ha ido especializando hasta convertirse en un auto actoral de singular valor y que ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de México. Las autoridades del país pretenden elevar el expediente para que sea la Unesco quien declare el evento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.