Lo que no ocurra en México… pues casi que no tiene entidad ni peso específico para poder escalar la ribera de lo imposible. Si algo es inalcanzable… allí puede ocurrir. Cuna de dioses y descanso de la Madre Tierra, reposo de guerreros y guías del espíritu, sólo allí podía quedar paralizada la fuerza del agua, impertérrita y petrificada para el resto de los tiempos.
Se llama Hierve el Agua y está en Oaxaca. Dicen que fueron los propios zapotecas quienes se beneficiaron de las bonanzas de sus jugos, que eran tales que el pueblo precolombino declaró el lugar como sitio sagrado y morada de los dioses.
El curioso viajero puede hacer un descanso para disfrutar los placeres de los zapotecas y para ello debe dirigirse hacia San Isidro de Roaguía, muy cerquita de los yacimientos arqueológicos de Mitla y a unos 50 kilómetros de Oaxaca. Nosotros mismos nos quedaremos de piedra ante el espectáculo natural que ofrece, voluminosa e inmensa, la cascada petrificada.
Miles de años necesitó el agua, cargadita de carbonato de calcio, para esculpir en la montaña la forma de sus lenguas húmedas y torrenciales. Un manantial de agua templada -Hierve el Agua- compone una piscina natural con magníficas propiedades para la salud física y mental.
Rocas acantiladas de 50 metros de altura que transportan aguas gaseosas y proporcionan paisajes oníricos y experiencias singulares para el recreo de nuestra vista. Pasar unos días en este paraíso pétreo y dejar que el cuerpo descanse por las aguas que un día prefirieron la cascada es posible, sólo tienes que aprovechar las fondas, mesones y demás lugares para el sosiego del viajero, que las gentes de la zona han dispuesto por el recorrido.
Juliet mayo 27, 2011 a las 4:35 pm
ALUCINANTE!
Responderme he quedado sin palabras! me parece fantastico e increible!
UN BESAZO!:)
DarR mayo 28, 2011 a las 11:38 am
Sin duda forman parte de esas obras de la Naturaleza que nos dejan sin palabras. Un besazo también para ti, Juliet.
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