Cogemos nuestra mochila y nos largamos hasta Yamanouchi, en la prefectura japonesa de Nagano. Esta zona es muy famosa debido a las posibilidades que ofrece para el turismo de invierno y las zonas de meditación en plena naturaleza. Sin embargo, lo que no muchos saben es que es justamente aquí, en el Parque de los monos de Jigokudani, donde los macacos rojos llevan al pie de la letra la filosofía de la zona.
Como si de un spa para monos japoneses se tratara, estos animales han aprendido a beneficiarse de las bondades que les ofrece la naturaleza de la zona y resulta espectacular, sobre todo en invierno, verlos tomar las aguas termales.
Aquí el clima es bastante frío y, de hecho, la nieve cubre la zona durante más de cuatro meses al año. El nombre de la zona ‘Jigokudani‘ se traduce como ‘Valle del Infierno’ y todo tiene una explicación. La actividad geotérmica de la región hace que por las grietas de las rocas y en los ríos y lagos de aguas termales, el vapor sobresalga a vaharadas ente la nieve.
Muchos turistas llegan a Yamanouchi para poder disfrutar de estas aguas termales, pero son precisamente los monos del parque quienes no perdonan una rutina diaria de higiene y relajación. Resulta de lo más curioso verlos bajar cada mañana, a primera hora y en fila, hasta las aguas calientes, donde se sumergen y relajan un buen rato, antes de retirarse y dejar un poco de vapor para los humanos.