Desde pequeños soñamos con ver en Navidad a ese bonachón, rechoncho y coloradote, surcando el cielo en la Nochebuena, a bordo de su trineo guiado por el listísimo Rudolf. Si eso no es posible, la desaforada imaginación infantil, azuzada por el empeño de los mayores por crear amigos imaginarios, se hubiese conformado con ver al viejete de las barbas blancas meter barriga y deslizarse por nuestra chimenea, quien la tuviese, claro.
Hemos crecido, pero Papá Noel continúa siendo una de las estrambóticas, aunque entrañable, fantasía de muchos adultos. La diferencia es que ahora, si el barrigudo generoso no viene a nosotros, nosotros podremos lanzarnos a la aventura de ir en su búsqueda. ¿Por qué no? Serían unas Navidades diferentes y unas vacaciones originales.
Para ello ya sabéis, toca traslado hasta el Círculo Polar Ártico, concretamente hasta la región finlandesa de Rovaniemi y no me digáis que no mola un periplo laponés en estas fechas. Pues vamos a ello.
La casa oficial de Papá Noel se encuentra a unos 10 kilómetros del centro de Rovaniemi y allí posee también un canal de Televisión y, como no, un parque temático –Santa Park– con más de medio millón de visitantes cada año. Por supuesto, los alrededores de Navidad resultan la fecha idónea para una visita muy especial.
En ese destino encontraremos también la oficina de correos más fascinante del mundo. Sí, se trata de la central postal de Papá Noel y está permitido que los visitantes se sienten en el cuarto de chimenea para escribir sus cartas de buenos deseos para cualquier parte del mundo con la firma personal del orondo anciano.
Además el pueblo de Papá Noel cuenta con una numerosa colección de tiendas, mercadillos y talleres dedicados a la elaboración y venta de regalos propios de la Navidad.