Viajamos hacia la Atenas de América, así es conocida Bogotá y razones no faltan, aunque desde luego la capital de Colombia no necesita comparaciones. Su extrema belleza radica en la cantidad de contrastres y oportunidades que ofrece al curioso viajero, a aquel que va dispuesto a dejarse encantar por el descubrimiento de esta joya del altiplano.
Y en una ciudad que forma el corazón económico, administrativo y cultural de un país, destaca un barrio como la esencia misma de esa cultura bogotana y de la parte más cosmopolita del país sudamericano. Es La Candelaria, en el centro de Bogotá, el punto en el que la Historia y Arte se mezclan para ofrecer cultura por cada ladrillo, a cada paso, sobre cada baldosa, entre los adoquines…
El trazado se salpica con teatros, librerías, cafés, galerías, centros de estudio… todo lo que el alma del hombre y la mujer necesitan para dar forma a un espíritu certero y libertario. Han sabido preservar y conservar su herencia de una manera ejemplar y los edificios coloniales no son más que otro de los muchos escenarios que el paso del tiempo y las culturas han dejado huella en la ciudad colombiana.
Ahi conviven la Presidencia de la República y la Corte Suprema con el Museo Botero o el de Arte Colonial, el Teatro Libre con el Teatro Colón, la Catedral Primada con la pequeña iglesia de la Plaza del Chorro de Quevedo, el Archivo General de la Nación con la Casa de Poesía Silva y residenciales de alcurnia con bogotanos y bogotanas del pueblo llano, que conforman el crisol de culturas de esa admirable Atenas americana.