Desde el sábado pasado, el cordón volcánico chileno Puyehue-Cordón Caulle no ha parado su bramido. Es cierto que al parecer, durante la última hora, se ha registrado un descenso de la actividad sísmica, si bien la zona continúa en alerta 6 sobre todo por las consecuencias de la inmensa nube de humo que ha obligado a desalojar a más de 3.500 personas que residen habitualmente en 22 comunidades agrícolas de la región.
Ahora, la fumarola de 10 kilómetros de alto continúa su expansión hacia Argentina, donde en la ciudad de Bariloche se han sufrido todas las consecuencias, entre ellas al acumulación de una capa de 30 centímetros de ceniza que se extendía por sus calles.
El hecho ha obligado a la cancelación de numerosos vuelos y finalmente al cierre de los aeropuertos, la suspensión de las clases, el corte de rutas por carretera por acumulación de ceniza o por escasa visibilidad e incluso, las autoridades argentinas se han visto obligadas a enviar a la zona potabilizadoras de agua y han recomendado a la población que no salgan de casa o lo hagan usando mascarillas.
El complejo volcánico forma parte de una falla geológica que inició su actividad hace más de 300.000 años. La actividad geotérmica de la zona se mantiene intacta y nos recuerdan que el Puyehue está muy vivo. De hecho en las últimas décadas ha entrado en erupción en bastantes ocasiones.
El bramido del volcán resulta espectacular por la fuerza con la que es capaz de lanzar la materia pirolítica y la altura que llega a adquirir su fumarola, proyectando toneladas de cenizas que son arrastradas a otros países, llegando a ser transportadas a más de 1000 kilómetros de distancia por la intervención de los vientos.