Pareciera que hubiese estado ahí toda la vida, pero en realidad la Plaza de Mayo de Buenos Aires, como tal, surgió a partir de que a finales del siglo XIX fuese demolido el mercado de La Recova de la carne y quedasen unidas las plazas del Fuerte y de la Victoria que, hasta ese momento, habían vivido separadas por el edificio de los mercaderes.
De pronto se abría una gran extensión ufana y despejada que ha pasado a ser el corazón mismo del microcentro porteño. No se puede pasar por la capital de la Argentina sin darse una vuelta por aquí, donde encontraremos varios de los edificios y monumentos más notables del país, desde la Catedral Metropolitana hasta la famosa Casa Rosada, desde donde la mítica Evita aturdía a los descamisados con sus arengas.
Sin embargo y aunque en la actualidad este lugar se ha convertido en un recinto abierto para la reivindicación de todo tipo, desde el día nacional a las manifestaciones del orgullo gay, lo cierto es que Plaza de Mayo va unida por derecho a la memoria de las víctimas y desaparecidos por la cruel dictadura Argentina.
Las abuelas y madres de la Plaza de Mayo, que durante décadas han continuado reuniéndose en la popular plaza para evitar que el paso del tiempo borre de la memoria a tantos argentinos inocentes, han transformado el lugar en un punto casi sagrado de la vida reivindicativa bonaerense.
Orejano septiembre 4, 2013 a las 3:26 pm
Evita no “aturdía” a sus descamisados: No puede ser porque era un amor desmesurado y mutuo.
ResponderMar Santiago septiembre 5, 2013 a las 10:24 am
aturdir en el sentido de subyugar, Orejano. Desde luego no se puede negar que levantó pasiones sobre una clase trabajadora y necesitada, a la que se dirigía envuelta en pieles y joyas. Por supuesto que algo ‘sublime’ debían ver aquellas multitudes que aún hoy la veneran.
ResponderUn abrazo.
Daniel Ayet febrero 6, 2014 a las 7:08 am
Mal su expresión “Aturdía” y peor su intento de explicación a Mar Santiago. Marcadamente despectivo y fuera de contexto histórico su artero “clase trabajadora y necesitada a la que se dirigía envuelta en pieles y joyas”; antes de hablar (mal) de lo que por lo visto Usted no sabe o sabe poco, sería bueno que conociera el “Texto del diálogo entre Evita y la multitud en el Cabildo Abierto del 22 de agosto de 1951” y, en especial, pudiera encontrar (y mostrar) a la señora Eva Duarte de Perón hablando al pueblo argentino “envuelta en pieles y joyas”. Una pena que utilice Usted su buen blog de viajes y turismo para transmitir mensajes políticos taimados y falaces. Lo “Sublime” de la señora Eva puede encontrarlo en sus palabras, como: ” Yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle, por eso no me deslumbró jamás la grandeza del poder y pude ver sus miserias. Por eso nunca me olvidé de las miserias de mi pueblo y pude ver sus grandezas”.
ResponderMar Santiago febrero 7, 2014 a las 10:13 am
Evidentemente debo estar equivocada, por lo que pido disculpas. Es obvio que, por lo visto, hablamos de dos mujeres distintas. La mía dista mucho de esa mujer sencilla que usted conoce tan bien, por lo que le ruego que no tenga en cuenta mi mensaje anterior, pues está claro que la Eva Perón a la que yo me refiero sólo comparte con la suya el nombre.
ResponderLamentablemente no puedo opinar con toda la rigurosidad de alguien que conoce y vive la historia de la gran República Argentina, por la que siento una inmensa admiración, un gran cariño y un profundo respeto. En mi ignorancia y dejando claro que las ideas políticas son personales e intransferibles y que este es un blog de viaje, la señora a la que yo me refiero decía representar a ese gran país en lugares como el Vaticano o España.
En mi caso, poco importa si la mujer a la que yo me refiero, que por supuesto no es la suya, era una fashion victims hasta el último extremo y se jactaba de sus joyas y carísimos trajes, sombreros y complementos (y me da igual si los usaba para visitar a dictadores fascistas, como Franco en España;un Papa bastante ‘tolerante’ con gentuza como Hitler o Mussolini; imponentes fiestas de Estado a costa del Erario Público de todos sus ‘descamisados’; lujosas vacaciones europeas; ir al mercado a comprar tomates; fotografiarse junto a niños desposeídos o asomarse al balcón de la Casa Rosada). Al fin y al cabo salta a la vista que no es Eva Perón.
Lamento mucho el malentendido y sólo le dirijo a este enlace para que vea una foto de la señora con la que la confundí. Lo siento. http://history.howstuffworks.com/history-vs-myth/eva-peron-body1.htm
Mar Santiago febrero 7, 2014 a las 10:17 am
Por cierto, tal vez el siguiente artículo publicado en un medio de comunicación, sobre los diamantes de Eva Perón, también esté equivocado. Igualmente lo enlazo, por si usted desea sacarles de la oscuridad del desconocimiento. http://blogs.publico.es/oscar-fonseca/225/un-pacto-de-pelicula-para-recuperar-los-diamantes-de-eva-peron/
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