Es Patrimonio de la Humanidad y razones no le faltaron a la UNESCO para incluirlo en su lista, a la vista de las impresionantes imágenes que nos llegan. Pero además, el Valle de la Luna es uno de los lugares más fascinantes de la naturaleza Argentina.
Su verdadero nombre es Parque Provincial Ischigualasto, aunque la comunidad científica y argentinos hace mucho que sabiamente le aplicaron el sobrenombre, por la espectacularidad de sus formaciones geológicas que el convierten en un lugar especial, en el que se amontonan sedimentos observables cuya secuencia ordenada permite reconstruir una etapa de la tierra de hace 250 millones de años. El triásico observado en vivo y en directo.
Ahora en que el atractivo turístico del Parque Ischigualasto es innegable, los responsables de la zona han concebido otra manera de mostrar al público la belleza y peculiaridad del paisaje. Se trata de realizar excursiones nocturnas, en noches de luna llena. El itinerario se termina con los primeros rayos del sol del amanecer y que acaba con un recorrido de casi 4 horas de duración.
La policromía de la piedra es una de las estampas más fascinantes del parque de la provincia de San Juan y es que las geoformas son caprichosas en esta parte del mundo por el que un día camparon a sus anchas los reptiles más grandes de la historia. Dado el cúmulo de datos es fácilmente comprensible el valor geológico y paleontológico del Valle de la Luna.
Hablamos de una zona desértica de 60 mil hectáreas de terreno protegido que nos cuenta casi los inicios de nuestro mundo. El parque cuenta con un museo de ciencias naturales en el que se muestran algunos de los fósiles más antiguos del planeta.