Vida cotidiana

Sirenas a toda mecha, un sonido ensordecedor que hace muy improbable que alguien en la ciudad permanezca ajeno, por muy forastero que sea, a que algo extraño está sucediendo. Pero resulta que la “rareza” no es tan insólita, puesto que con cierta frecuencia, sobre todo durante el invierno y la primavera, la ciudad de los canales resulta prácticamente tragada por las aguas.

Pero la vida continúa. Ha llegado el Acqua Alta, un fenómeno que los venecianos conocen bastante bien. Una combinación de lluvias y mareas fomentan la crecida excesiva del nivel del mar y el Adriático decide invadir, en mayor o menor medida la húmeda ciudad italiana.

No dejarse llevar en Venezia por el encanto del agua, en cualquiera de sus facetas, sería una estupidez, sobre todo cuando los propios venecianos sobrellevan la inundación con una resignación exquisita. Botas de agua en ristre, salen a la calle a realizar sus actividades cotidianas con toda la normalidad que les permite el acqua alta.

Si la sirena sonó eso quiere decir que, oficialmente, el agua ha superado en casi un metro el nivel normal de la marea y este hecho es anunciado por el Ayuntamiento con la suficiente antelación como para que comerciantes y servicios puedan adaptarse al fenómeno que viene. Por supuesto, también los turistas.

La terraza

La Piazza San Marco es la primera en verse afectada, ya que es el punto más bajo de la ciudad. Rápidamente, operarios y venecianos en general se ponen manos a la obra. Se extienden las pasarelas, se colocan pasos elevados, se recogen las terrazas…

Pero la vida continúa. Los ciudadanos han llegado a conocer tan bien las evoluciones del acqua alta que van cambiando de sitio sus puestecillos y adaptándose, previendo el crecimiento del nivel de los canales, a qué calles llegará primero y en cuáles deben ir recogiendo con celeridad.

Como podréis ver por las fotos que os traemos hoy y que son precisamente de un veneciano, la ocasión depara instantáneas insólitas e impagables. Eso sí, en algunas ocasiones las crecidas han llegado hasta casi los dos metros, con el consiguiente peligro para las infraestructuras y la población, si bien las autoridades han trabajado duramente en un sistema de compuertas y canales que controle la situación.

Fotografías de Alex ’77.
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