Gusanos de maguey en Oaxaca

Se llama entomofagia y se trata de la costumbre de abastecerse de proteínas a través de la ingesta de insectos. Aunque en algunos países se trata de un tabú absoluto, el uso está más extendido de lo que pensamos y abarca a pueblos de prácticamente todo el mapa mundi.

La verdad es que es una tradición bastante enraizada en países de América Central y del Sur, Australia, África y Asia. Los más apegados a América Latina sabemos del gusto por los gusanitos de Camagüey y los chapulines coloraos en México o la hormiga culona en Colombia. También nos echamos a temblar con los gustos culinarios de Vietnam, Camboya, Laos o la mítica China y el país del Sol Naciente.

Vendedora ambulante en Camboya

Sea como fuere y aunque el recetario suele ponernos los pelos de punta, pocos son los turistas que, generalmente envalentonados por la compañía, se resisten a probar insectos, arácnidos o artrópodos, larvas y gusanos, como guarnición o en exótico pincho callejero. 

Aunque la paulatina civilización del ser humano haya hecho que giremos la vista hacia otro tipo de recetas, lo más normal es imaginar que todos, en un ancestro común, tuvimos a los insectos como parte integrante de nuestra dieta cotidiana en los albores de nuestra existencia y así lo demuestran los coprolitos hallados en numerosos yacimientos arqueológicos, desde Ozark (EE.UU.) hasta Shanxi (China).

Los mercados callerejeros de ciertas ciudades se han convertido en un lugar de peregrinación para los turistas curiosos y ávidos de nuevas experiencias gastronómicas. Tal vez lo que no sepamos es que en Occidente, muchos de nuestros colorantes, conservantes y aditivos están obtenidos a partir de los insectos y que, habitualmente, la industria permite un tanto por ciento de presencia en los alimentos elaborados, ante la imposibilidad de eliminarlos completamente de la cadena alimenticia.

 

Fotografías de su-lin, mckaysavage, hclara-maya, seanhabig, germeister, 阿簡, Pigalle y Plumerio Pipichas.
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