La Naturaleza nos brinda momentos espectaculares y ese es el caso cada año, durante unas pocas semanas y en el mes de febrero, si tenemos la suerte de darnos un paseo por el imponente Parque Nacional de Yosemite, en California. Por cierto que si te pilla por allí, espero que no se te haya ocurrido llegar hasta el lugar sin la mochila con las cámaras de fotografiar, porque el espectáculo resulta irresistible para cualquier fotógrafo.

La Caída de Fuego, la Cascada de Lava, el Salto de las Llamas… son algunos de los nombres que recibe Horsetail Fall, una caída de unos quinientos metros de altura, que debe su torrente a las aguas que provienen del deshielo de los duros inviernos de la zona.

Durante la época invernal parte de la catarata se congela, volviendo a lucir en todo su esplendor cuando la nieve se derrite. Desde mediados de invierno y hasta el final de la primavera, Horsetail Fall deja caer su chorro desde lo alto de la granítica montaña.

El espectáculo de febrero

Sin embargo y sólo durante unos días a finales del mes de febrero y si se dan las condiciones meteorológicas adecuadas, con la caída de la tarde los rayos de sol inciden de una forma especial contra la piedra y el agua del macizo de “El Capitán”.

Es en ese momento cuando la luz de los rayos de poniente “prenden” la lengua de agua de la cascada y tiñe de tonos amarillentos, rojizos y anaranjados granito y fluído. La ceremonia natural resulta sobrecogedora porque Horsetail fall parece literalmente la cascada de lava de un furioso volcán.

Durante esos días la caída de fuego es inmortalizada por multitud de fotógrafos y curiosos llegados desde todos los puntos del planeta, con el único propósito de conseguir una de las instantáneas más singulares de la zona.

Fotografías de David Schroeder, TuckerH586, jdlasica, Beckie Child y Daleberts.
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