A la hora del desayuno, un temblor de tierra pone sobre aviso a los turistas curiosos que se han desplazado hasta los alrededores de Pinnawella, para contemplar lo que a pesar de las buenas intenciones se ha convertido en un negocio más: el baño de los elefantes del orfanato de esta ciudad de Sri Lanka.

Se trata del río Maha Oya de Rambukana, un paisaje natural imponente, dispuesto a acoger el mayor baño de elefantes en cautividad del mundo.

Desde 1975 este orfanato de elefantes ha venido desarrollando una labor sumamente delicada en favor de estos animales. En sus instalaciones, los cuidadores se afanan por sacar adelante a los especímenes más ancianos, enfermos o demasiado jóvenes y que quedaron huérfanos, solos, apartados de la manada.

Fuera, la selva resultaría implacable con estos seres que difícilmente podrían sobrevivir en solitario. Sin embargo, en un país con un elevado índice de pobreza resulta casi imposible que estas iniciativas no acaben aprovechándose de las posibilidades de negocio que llevan aparejadas.

El turismo no deja pasar la ocasión de contemplar un espectáculo impresionante. Casi un centenar de paquidermos viviendo en semicautividad, en la mayor reserva de elefantes de este tipo que se conoce.

Las labores en favor de los animales que realiza el personal del orfanato de elefantes de Pinawella se complementa ahora con la cría en cautividad de estos animales y algún que otro semi-espectáculo para visitantes, con ciertos toques de circo. Aún así, nadie puede socavar el trabajo de quienes se encargan de preservar las condiciones de vida de estos animales.

Fotografías de Konstantin Zamkov.
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