Mocăniţă es el nombre con el que se conocen los trenes de vía estrecha que existen en algunas partes de Rumania y que están principalmente en partes montañosas, en medio de unos paisajes naturales espectaculares. Cuando fueron construidos se usaban para llevar carga y pasajeros, pero que con el tiempo fueron abandonados, pero hace poco se llevó una labor de recuperación para ser usados para el turismo.

El Mocăniţă más reconocido en todo el país es el que está en el Valle de Vaser, que está en el condado de Maramureș, en el norte de Rumania. Esta vía férrea fue construida en la primera mitad del siglo veinte, entre los años 1933 y 1935, y aunque fue destruida parcialmente por las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, fue reconstruida en los años siguientes.

Este tren sale desde la población de Vișeu de Sus, que está en la confluencia de los ríos Vișeu y Vaser, desde la estación que está a casi dos kilómetros hacia el norte del centro de la ciudad. La línea principal tiene 43 kilómetros de largo y llega hasta la ciudad de Paltin, que está cerca de la frontera con Polonia, en un viaje que tiene una duración de entre tres o cuatro horas en cada dirección.

Montarse en este tren es como hacer un viaje al pasado, ya que además de las locomotoras y coches de estilo antiguo, en una gran parte del viaje no hay servicio de telefonía móvil y no hay tiendas, por lo que las provisiones para el recorrido se tienen que hacer antes de empezar. Sin embargo, cuando se llega a Paltin se pueden comprar bebidas y comidas desde el tren. Y esas horas son perfectas para disfrutar de la naturaleza montañosa y única de los alrededores.

Fotografías de Muscaru, Volkspark, Strainu, Walter Waltersen.