Genghis Khan

La fama de Gengis Khan ha perdurado a lo largo de la historia y la determinación del mongol, que prefirió las incomodidades nómadas del desierto a la vida “cómoda” de un aristócrata del momento, ha traspasado fronteras y épocas.

Temüjin, como realmente se llamaba hasta que fue elegido emperador de los mongoles, dedicó todo su esfuerzo a unificar a su pueblo, dividido en multitud de tribus enfrentadas en conflicto.

Ahora, a 54 kilómetros de Ulán Batór, los mongoles modernos han querido rendir tributo al general que cosiguió el imperio contiguo más importante de la historia de Asia y uno de los más significativos de la historia de la Humanidad.

El coloso de acero

El homenaje consiste en una estatua, elevada en Tsonjin Boldog, que hace honor a dos adjetivos unidos indiscutiblemente al emperador: Grande y acero.

Grande porque así le llamaron sus hombres, el Gran Khan; y acero, porque eso significaba su nombre real “Temüjin, el mejor acero”.

¿Y por qué decimos esto? Pués porque la estatua, construida en acero inoxidable, es por ahora la más grande de mundo, con 40 metros de alto -sobre basamento de 10 metros y 36 columnas que representa a los khan- y 250 toneladas de peso.

Un homenaje de peso, seguro. Lo que no es tan romántico es que será el centro de un complejo similar a un parque temático. No creo que a Gengis le gustase tal… ¿frivolidad?

Fotografías de Fanghong y GenuineMongol y Tsog en Public Domain y Free Art.
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