El Lupanar de Pompeya

Creo que es de todos conocido el destino de Pompeya y que debido a la erupción del Vesubio que dejó a sus habitantes sepultados bajo la capa de cenizas y lava, la arqueología nos ha permitido descubrir cómo vivían los pompeyanos del primer siglo de nuestra era. Además, los restos del Imperio Romano en de la ciudad, al margen de ser las ruinas romanas más visitadas del mundo, son Patrimonio de la Humanidad desde 1997, junto a Herculano y Torre Annunziata.

Sin embargo, pocos conocen otra parte de Pompeii tan suculenta en la información que nos proporciona sobre sus antiguos moradores, como desenfadada en los modales, mucho más holgados que en la actualidad, con respecto a materias desgraciadamente tan sensibles como el erotismo y el sexo.

Y es que Pompeya fue una urbe que, con más de 25.000 habitantes, vivió la sexualidad sin vergüenzas ni complejos y la proliferación de burdeles fue práctica habitual. El hecho es que, abierto al público, en la moderna ciudad podemos ahora visitar el “Lupanar”, un edificio en magnífico estado de conservación y que se supone que fue el burdel más grande e importante de la villa.

El graffiti reza: Penetra Lentamente

Sus obras de rehabilitación llevaron más de un año y fueron supervisados por la Superintendencia Arqueológica de Pompeya. El edificio revela una construcción realizada en exclusiva para la práctica del sexo pagado y, paseando por sus habitaciones, podemos contemplar las camas talladas en la piedra que luego eran cubiertas con colchones.

Pero lo más interesante del lugar es la colección de frescos que adornan sus paredes. Obras de arte que retratan con gracia, fidelidad y sin tapujos una realidad que ha acompañado al ser humano desde los albores de su existencia: el sexo y la prostitución.

Desde sentencias grabadas a la entrada de las habitaciones, como  Hic habitat felicitas, «Aquí habita la felicidad» o Felix bene futuis, que podríamos traducir como “Que tengas una jodienda feliz”. En realidad se trata de una colección, esta vez de 134 graffitis que adornan las paredes y que servían para identificar el edificio a la clientela como un lupanar.

Fotografías de Fer.filol, Wknight94 y Wolfgang Rieger.
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