Jerusalem

Por cuestiones exclusivamente religiosas hablamos de una ciudad eternamente dividida, enfrentada y en pie de guerra. Los que predican la paz se matan por mantener un pedazo de tierra bajo su dominio, negando el significado sagrado, tan importante para ellos, a otros para los que el lugar tiene la misma importancia.

Judíos, cristianos y musulmanes están condenados a entenderse, porque quieran o no la ciudad es santa para todos ellos y el deber de un religioso practicante, sea cual sea su religión, es compartir lo que tiene y preservar la paz. Desgraciadamente no es así y en nombre de un mismo dios, al que cada uno llama de una manera diferente, se secuestran, se lapidan, se maltratan, se torturan, se prohíben, se asesinan… Es la absurda realidad que realmente rodea a la ciudad sagrada, a la tierra santa.

Jerusalem

Olvidan además que la religión mayoritaria del planeta es la de los que nos creemos en ninguna religión y no por ello somos peores personas; pero asistimos embobados y atónitos a una guerra entre ‘gente de paz y parabienes’ en nombre de dios.

¡Qué distinta sería Jerusalem si por sus calles pudiese caminar, vivir, convivir todos, con libertad, con respeto, con tolerancia, con amor al prójimo y sin miedo ni amenazas. Una Jerusalem de todos y para todas las culturas. Cuando eso entre en las cabezas de las tres religiones que se disputan sus lugares ‘sagrados’, Jerusalem será un milagro!

Fotografías de Beggs.
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