También está en Islandia y es que, cuando se habla de agua, caídas, cañones, rocas… en Europa hemos de mirar hacia ese país cuya tierra batalla continuamente a favor y en contra de los elementos. Por supuesto la reina europea de las cascadas no podía estar en otra parte.

Hablamos de Dettifoss, en el Parque Nacional Jökulsárgljúfur, que ya de por sí propone una magnífica ruta para los amantes de la naturaleza más salvaje. Estamos muy cerquita del Lago Mývatn, al norte de Islandia, y aunque no tiene nada que ver con sus hermanas americanas, como las famosas Iguaçú o Niágara, lo cierto es que estamos ante una cascada muy peculiar, de un color blanquecino por los sedimentos que arrastra y que es conocido como ‘leche glaciar’.

Se nutre de las aguas del río Jökulsá á Fjöllum, el segundo más largo del país, un nutrido curso que surge al amparo del glaciar Vatnajökul, uno de los mayores y más fascinantes campos de hielo de Europa. Las aguas gélidas del glaciar llegan hasta el Parque Nacional y se despeñan en un salto de 44 metros, a través de múltiples coladas de lava.

El estruendo y la virulencia con que circula el agua por ese paisaje netamente volcánico atrae a miles de visitantes, fascinados por la atracción que ejerce la singularidad de Dettifoss, derramándose entre esos enormes cubos, moles rocosas, basalto… y un sonido atronador que encoge a cualquiera, aunque los hay arriesgados que sitúan sus pies justo a orillas del abismo.

Fotografías de Júlía Fritzsdóttir, Jen Robinson, Neil D’Cruze, Bernt Rostad, irankfou.
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