En Pamplona hemos llegado al ecuador de las fiestas grandes, los ‘sanfermines’. Comenzar la celebración, en medio de la peor crisis económica que se recuerda y enfrentarse a profundos recortes dinerarios para poder encarar la celebración, hacía temer por una caída de visitantes y de participación que arruinara los días grandes de los pamplonicas.

Sin embargo, la gente ha sabido responder y hacer un esfuerzo colectivo. No es de extrañar, San Fermín es una de las celebraciones más universales y multitudinarias del mundo y este año no está siendo menos.

Desde el txupinazo, el momento en que se lanza el primer cohete pirotécnico, que da inicio a una semana de jolgorio, encierros y fiesta; los ‘sanfermines’ han vuelto a dejar claro que resultan un cúmulo de sensaciones que no deja indiferente a nadie: Toros, tamborradas, tradiciones, encierros, juerga, gigantes y cabezudos, verbena, alcohol y hasta irresponsabilidad, que de todo hay cuando se junta tanta gente.

Las malas combinaciones no son lo más idóneo para una fiesta que también llevan su punto de peligro, cuando se corre delante de imponentes astados. Claro que quienes entienden de verdad la fiesta, jamás mezcla el encierro con la bebida y la falta de descanso. Muy al contrario.

Aún quedan muchos días de fiesta, antes de que se diga adiós a San Fermín y la capital de Navarra ha multiplicado por diez su número de habitantes. Vivan y disfruten con cabeza y talento los Sanfermines 2012 y soporten las temperaturas con el agüita que tiran desde los balcones. Muy refrescante.

Fotografías de kozumel, Michael K Donnelly, LarraZun.
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