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A principios del siglo pasado, unos alocados aventureros tuvieron la osada idea de viajar de Pekín a París en automóviles. Una especie de carrera que debía cubrir alrededor de 16.000 kilómetros con el desierto del Gobi como protagonista. Lejos de arredrarse, esos locos aventureros decidieron emprender su viaje.

Luego, a lo largo de los años, en distintos momentos y más como un acto de conmemoración de aquella gesta, se han celebrado algunas ediciones que pretendían rendir honores a aquellos primeros protagonistas del Pekín-París. Lo más divertido es que las competiciones se han realizado con coches de época.

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Las instantáneas que se han podido recoger en estas contadas ocasiones han sido antológicas. Auténticas máquinas del tiempo rompiendo la monotonía del desierto con sus polvorientas estelas de velocidad, que asombraban a los pocos lugareños con los que se topaban y dejaban boquiabiertos a la fauna del lugar.

Los protagonistas de la gesta moderna iban convencidos de que la comodidad era lo único que no les acompañaría en un viaje que, para emular en todo lo posible al primero, imitaría hasta el mínimo detalle. El resultado fue un par de meses de trasiego durante los cuales se divirtieron cruzando China, Mongolia, el desierto del Gobi, el Lago Baikal, Siberia, Rusia, Lituania, Polonia, Alemania y, por fin, Francia. Allí acababa el Pekín-París moderno.

Fotografías de
Southlands Farm Cottages
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