Chicha dorada y chicha morada

Desde tiempo inmemorial los jugos fermentados matizaron la vida del hombre en la Tierra. Mucho antes de la llegada de los españoles a las Américas, del centro hacia abajo, este inmenso continente ya bebía esta ‘agua fermentada‘, que provocaba la risa floja y para la que había que tener un cuerpo fuerte y preparado.

Hoy las chicherías siguen sirviendo chicha en muchos puntos de la América Latina. Las más de las veces, esta chicha es conseguida con la fermentación del maíz, en rememoranza de aquella bebida alcohólica, que era la preferida por los indígenas y que se conseguía con la fermentación de la harina de maíz una vez que se masticaba y se escupía en una vasija. Las bacterias de la propia saliva eran las encargadas del proceso de fermentación de la chicha milenaria.

Niño juega con Totuma en la cabeza

Niño juega con Totuma en la cabeza

Aunque en algunos lugares seguirán con este procedimiento, lo cierto es que la chicha que se vende en muchas chicherías de América del Sur y el centro del continente, se realizan ya con levaduras y, en algunos lugares como Chile, también se elabora a partir de la fermentación de otros frutos, al margen del maíz.

En muchos locales la chicha se sirve en vasos, pero todavía quedan chicherías que utilizan las tradicionales totumas o cuencos de calabazas, para servir la chicha.

Fotografías de Radio Nederland Wereldomroep, zieak, ruben i, Go!Pymes Fotos, David Berkowitz.
Licencia Creative Commons y/o Public Domain
.