La Ola

Una gran ola de piedra de arenisca alza su cresta, impúdica y desafiante, bajo los inclementes rayos de un sol de justicia. Son esos caprichos de la Naturaleza que permiten que nuestro ojo de fotógrafo empedernido, se aplique a la dificilísima tarea de captar en una instantánea la maravilla que quedará atrapada en un click.

Empuja hacia arriba, en sinuosas y ondulantes líneas, al norte de Arizona; en la reserva protegida del parque Paria Canyon-Vermilion Cliffs Wilderness. Es un lugar en el que se extreman los cuidados para conservar un espacio natural delirante y mágico, lleno de misterios y claves imprescindibles para comprender la evolución de nuestro planeta.

Las autoridades gubernamentales han establecido un riguroso orden para el acceso al parque y sólo conceden el privilegio de la visita a unos 20 viajeros al día. Y eso es sólo el primer paso de una odisea por captar la instantánea más deseada por los fotógrafos de la Naturaleza.

Camino en Paria Cayon

Y es que estas formaciones deben su existencia al acto erosivo de los vientos y su localización no siempre está exenta de dificultades, hasta el punto de que no pocos curiosos vuelven frustrados sin haber conseguido hallar su “ola perfecta”.

Para llegar hasta ella hemos de “surfear” caminando una distancia de 5 kilómetros por un terreno escarpadísimo y serpentear por terrazas de más de 100 metros de altura, a través de un desierto en el que el calor puede hacer aún más tortuoso el sendero.

La aventura bien merece la pena, aunque sean muchos los que se pierden (es aconsejable viajar con el gps), porque la foto resulta de galería. Por cierto, un par de consejos: caminar con cuidado para no romper “las crestas” de la ola y conseguir alcanzarla al mediodía, cuando no hay sombra en el centro.

Fotografías de Alex Proimos, Lobineau, Jim Grordon y Jason J. Corneveaux.
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