Sala Anfiteatro

Barcelona está de enhorabuena y el mundo del espectáculo aún más y es que la Ciudad Condal vuelve a acoger en su cartelera los espectáculos de El Molino, uno de los teatros de cabaret más famosos del mundo.

Con más de cien años de historia, La Pajarera Catalana (que así se llamó en sus inicios allá por 1898), este café-concierto vuelve a la carga en la Avenida del Paralelo; una calle que, por mucho que fuera bautizada con distintos nombres, los catalanes siempre reconocieron como su Paralelo.

Y es que en apenas doscientos metros se llegaron a concentrar infinidad de teatros, cabarets y salas de espectáculos. Eran los tiempos en que la avenida rivalizaba con el Montmartre “parisien”, el West-End londinense o el Broadway neoyorquino.

Ahora aquellos días de gloria recuperan a uno de sus representantes más fieles, que ha permanecido cerrado durante 13 años, sometido a un importante proceso de remodelación.

Vedettes de El Molino en los años 20

Poco queda de aquel antiguo Molino Rojo que, intentando emular a su homónimo francés Le Moulin Rouge de Paris, se dio de bruces con la torpe censura franquista que prohibía todo lo afrancesado o comunista y dentro de esta última acepción también entraba el color del molino francés que tuvo que desaparecer sin comentarios.

Artistas impresionantes de la talla de la Bella Dorita, una de las intérpretes de music-hall más famosas de España y la que protagonizó el primer desnudo integral sobre un escenario del Paralelo; Johnson, el bonaerense que pasó más de 30 años en El Molino, desafiando a la censura y enarbolando su homosexualidad; y hasta la mismísima Carmen Amaya, la reina del baile flamenco…

Son los ecos de unas épocas convulsas que propiciaron mezclas de clases, lenguas y países: comerciantes, desertores, contrabandistas, filibusteros… Sones de tango y cuplé. Sabor de brandy, pernaud y cazalla. Burgueses adinerados, snobs enamorados y borrachos empedernidos…

Hoy El Molino continúa su andadura como Patrimonio Histórico-Artístico indiscutible de la ciudad y abre sus puertas para devolver la luz del burlesque a la escena barcelonesa.

Fotografías de Rosa Puig.
Licencia Creative Commons y otras de Public Domain
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