Nefertiti

A punto de cumplirse el primer centenario de su descubrimiento, el busto de Nefertiti luce tan espectacular como siempre y, desde el año pasado, de nuevo en el Neues Museum alemán. La faraona de Berlín o La Mona Lisa de Amarna, como es conocido el busto, es una de las mayores obras de arte egipcio de la Historia.

Perteneciente a la XVIII dinastía del Imperio Nuevo, la cabeza de la esposa de Akhenatón fue descubierta el 6 de diciembre de 1912. El valioso hallazgo se realizó dentro de una expedición dela Orient-Gesellchaften Tell el-Amarna, lugar en el que se enclavó la ciudad que llevó el sobrenombre de Amenofhis IV y que pretendía ser un centro en honor al revolucionario faraón monoteísta.

La obra fue realizada por el Tutmose, maestro artesano y favorito del rey. Muestra a una reina de legendaria belleza, realizada en caliz y yeso policromados, con un peso de 20 kg y algo menos de medio metro de altura. La imagen ha cautivado a todos los amantes del arte, siendo el busto más codiciado.

La pieza fue adquirida, tras su descubrimiento, por un empresario y coleccionista alemán que posteriormente la donó al Museo Egipcio de Berlín. No obstante, la exhibición pública de Nefertiti siempre se hizo en el Neues Museum, hasta que en 1943 la guerra obligó a trasladarla para preservar su seguridad.

Reconstrucción digital

Hasta finales del pasado año, la escultura no volvió al Neues Museum, donde descansa tras un cristal antibalas y bajo la prohibición de ser fotografiada.

Nefertiti, cuyo nombre significa “Bondad de Atón, la bella ha llegado”, jugó un trascendental papel en el gobierno de Egipto, durante el mandato de su esposo. Fiel amante de su marido, formaron una pareja que rompió importantes esquemas en su época.

El deseo de poner un rostro a la imagen y descubrir su momia ha llevado a numerosas teorías y especulaciones. Finalmente se ha llegado a someter el busto a la técnica de la Tomografía  Axial Computerizada. Ello desveló que la pieza escondía un segundo rostro bajo la máscara que todos conocemos.

Esa cara resultaba ser un vaciado en escayola, menos anguloso y con arrugas de expresión. Para muchos la imagen que devolvía la computadora era menos bella que la que nos permite ver el busto. Sin embargo, somos muchos quienes pensamos que el resultado, desvelado en un documental de Discovery Channel, sigue alimentando la belleza de la Gran Esposa Real.

Fotografías de Bittidjz, Andreas Praefcke, Janericloebe, Museo del Louvre y Arkadiy Etumyan.
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