Estamos en la Isla de Paros, una de esas pequeñas islitas griegas que forman el archipiélago de las Cícladas; cargada de mitología, historia, tiempo y luz mediterránea. La isla del Egeo tiene su capital en Parikia, el principal puerto de Paros y un núcleo de unos 10.000 habitantes, más de la mitad de la población de toda la isla.

Resulta pintoresca y tranquila, relajada y como anclada en una atmósfera de película. No podríamos definirla de otra manera que como ‘muy griega’, con sus calles encaladas de un blanco que ilumina, sus antiguas iglesias, las flores en los balcones y alguna que otra anciana vestida de oscuro y con pañuelo a la cabeza.

Sin embargo, Parikia, como toda Grecia, es un pueblecito acorde a los tiempo y culto; sacudido, eso sí, por los avatares de una crisis económica que se está llevando por delante a buena parte de la Unión Europea. Pero la ciudad vive del turismo y saben conservar el buen humor para encarar cada día el sino que les ha tocado, como en otros tiempos lo hicieran sus héroes ante el oráculo.

Por supuesto, Parikia es mar. Un mar azul intenso que nos rodea por todas partes y que nos ofrece estampas cargadas de belleza. Trocitos de costa de una espectacularidad impresionante. Evidentemente, quienes eligen la zona para pasar unas jornadas de descanso, pueden disfrutar de todo tipo de deportes náuticos.

Y paseos. Parikia es para pasearla, por sus iglesias, por su mercado, por sus callejuelas. Mezclarse con sus gentes y tomar un vino griego, mirando al mar.

Fotografías de ethanlindsey, agnesgtr, kekeccp, b3n3gab, paula_mcmillen.
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